JUNTA DE ANDALUCÍA

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Consejería de Educación

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

SOBRE EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN.


A  lo largo de mis paseos virtuales a través de la red, encuentro reflexiones y opiniones en torno a un tema candente: el aumento de horas lectivas del profesorado.

Esta medida, comunicada con el más maquiavélico oportunismo por parte de la derecha,  ha generado todo tipo de reacciones. Unas, de indignación y repulsa ante las consecuencias que emanan de tal decisión: aumento de la ratio, aumento del paro, empeoramiento de las condiciones laborales del profesorado y, lo peor de todo, pérdida de la calidad de la enseñanza. Estas reacciones de condena ante la política de algunas Comunidades Autónomas que va encaminada, sin lugar a dudas, al desmantelamiento de lo público y a la privatización de servicios, es la reacción de las mentes pensantes que acostumbran a poner en tela de juicio, a analizar y a sacar conclusiones de las premisas y planteamientos políticos de sea cual sea la fuente.

Otras reacciones, en cambio, apoyan las medidas propuestas por la derecha. Han sido reacciones, por un lado, afines a una ideología liberal que favorece a la educación privada y, desde otra perspectiva, primarias, sin duda motivadas por el rechazo que el cuerpo docente inspira a gran parte de la población y que mayormente se explica por la envidia que genera la duración del periodo vacacional de este colectivo. Algunos incluso, ante nuestras justas quejas, nos invitan a cambiar de profesión y sufrir el horario laboral de un dependiente de alguna gran cadena comercial, con el pretexto de que así aprendamos "lo que es trabajar"… Son los que aprovechan el debate del momento para escupir insultos con los que disfrazan sus frustraciones y traumas arremetiendo contra una generalidad por algunas experiencias particulares. Son reacciones impulsivas y simples, similares a las de quienes condenan a los habitantes de una región por una mala experiencia con un sujeto o a las de quienes discriminan a una etnia cultural porque algunos de sus miembros son delincuentes o bandidos. Son reacciones sin fundamento racional, esclavas de dogmatismo y condenadas a volverse en contra de quienes las protagonizan.

Tal vez los protagonistas de estas reacciones, esos que ahora ven en la derecha al aliado de turno que va a ayudarles a “vengarse” de un colectivo al que consideran privilegiado, no han analizado seriamente las consecuencias de las medidas que en algunas Comunidades se están aplicando.

Si se aumenta el horario lectivo del profesorado, se reduce el número de profesores de un Centro, y esto supone:

1º) Aumento del número de alumnos por aula. Teniendo en cuenta la diversidad del alumnado actual, poco podrá hacer el profesor con 40 chavales en la misma clase para atender a las diferencias individuales, y volveremos a esa educación competitiva basada en el “sálvese quien pueda”.

2º) Pérdida de desdobles y refuerzos en las asignaturas más elementales. De nuevo caemos en el “sálvese quien pueda”.

3º) Pérdida de horas para preparar actividades y programas de mejora de la lectura, de la convivencia y para el manejo de las nuevas tecnologías y de todos los retos que la nueva sociedad genera.

4º) Empobrecimiento de la enseñanza pública en beneficio de la privada, porque ante las nefastas condiciones en que se trabajará en los centros públicos, las familias más pudientes derivarán a sus hijos a la privada, quedando así los institutos públicos convertidos en focos de marginalidad. Y es aquí dónde ese “sálvese quien pueda” adquiere un matiz económico condenable por todos los que creemos que la educación debe ser un valor al alcance de todos sin que se deba discriminar a nadie por motivos económicos, sociales o de otro tipo.

Sería injusto que el hijo del albañil, el hijo del dependiente, el del herrero, el del carpintero y el de todos los que conforman la, hasta ahora, clase media de nuestro país tuvieran una educación de segunda clase y que volvieran a ser los hijos de los gobernantes, de los banqueros y de los altos cargos de la administración los que puedan beneficiarse de una educación de calidad.

La educación es, querámoslo o no, algo que afecta a todos los ciudadanos, seamos o no parte del profesorado. Si nos ponemos en contra de la educación pública nos ponemos en contra de nuestros propios intereses porque, de alguna manera, todos formamos parte de este engranaje social.

Sean, para terminar, motivo de reflexión aquellas frases atribuidas a B. Bretch: "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí".

Mª José Collado Cornillón.

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